Análisis de "Altazor" de Vicente Huidobro en relación con "Los Lenguajes Imaginarios" de Jorge Schwartz


Vicente Huidobro fue hombre de creación. Decir que, además, fue fundador de un movimiento de vanguardia como lo es el creacionismo constituiría una segura redundancia. Altazor fue y es instrumento de creación absoluta, es significado por sí mismo y significación al espectro que le rodea. Altazor es lenguaje, es autorreferencia, es su propio objeto. Cuando Jorge Schwartz habla de lenguajes imaginarios, entramos al plano de la utopía. Tal y como dice en su obra "Las vanguardias latinoamericanas": "una de las dimensiones utópicas de la vanguardia, especialmente en Brasil, en Argentina y en Perú durante los años veinte, fue la posibilidad de pensar un nuevo lenguaje" (Pág. 55).

Este nuevo lenguaje del que habla Schwartz, fue uno de los proyectos más revolucionarios de la vanguardia latinoamericana. Con exponentes tan variopintos como Mário de Andrade y su "lengua nacional" o un joven Jorge Luis Borges y su "criollismo de vanguardia". Sin embargo, Borges terminó siendo un duro censor del movimiento de vanguardia y de Andrade, ya en sus últimos años, crítico de la Semana del 22. Huidobro, tal y como comenta Schwartz en su ensayo sobre las "vanguardias martinfierristas y estridentistas" siguió siendo un hombre fiel a las ideas que le caracterizaron: el poeta como redentor de la humanidad y la poesía como fuerza renovadora.

La poesía en Huidobro es objeto alegórico y no simbólico; la vanguardia es politización estética. Como buen poema de vanguardia, Altazor es un estacazo de ideas, es ruptura, es fragmentación, es una máquina industrial y es hombre social, es avance, es desenfreno, es anti-modernista, es juego de palabras, lingua nova.

Dice el poema:
"Cae Cae eternamente Cae al fondo del infinito Cae al fondo del tiempo Cae al fondo de ti mismo Cae lo más bajo que se pueda caer..."

El "lenguaje imaginario" de Huidobro habla de sí mismo, es un metalenguaje. Altazor es una auto referencia constante, una descripción detallada a su propio estilo y a su propia continuidad. "Cae, cae eternamente, cae al fondo del infinito" dice el poema, y su estructura parece, ciertamente, una caída, un objeto que a medida que cae se resquebraja, se corrompe, hasta terminar convertido en menos que palabras, en menos que exclamaciones. El poema es atrayente por la manera en que está constituido. Dice el poema: "Matemática fatal y sin esperanza alguna/Capas superpuestas de dolor misterioso/Capas superpuestas de ansias mortales/Subsuelos de intuiciones fabulosas" (Pág. 331).

El lenguaje imaginario de la vanguardia se encuentra en sus formas: lo hay desde muy cosmopolita (Mário de Andrade) hasta indigenista (Chuqiwanka Ayulo). Altazor, en cambio, parece encauzar todas estas vertientes y dirigirlas hacia un único y maravilloso océano universal. El poema es el mundo y su historia, es voluntad y sentido nuevo, es "conciencia de una distancia entre la lengua escrita y la práctica oral". Cuando Altazor dice: "soy bárbaro tal vez/Desmesurado enfermo/Bárbaro limpio de rutinas y caminos marcados (...) Poeta/Antipoeta/Culto/Anticulto" (Pág. 332); parece hacer referencia a toda esta cadena desfragmentada que es la vanguardia. Especie de filosofía de la contradicción, de la fluctuación.

"Silencio la tierra va a dar a luz un árbol", dice una de las frases más interesantes del poema. Árbol de un nuevo lenguaje y una nueva era, quizá; quizá también de una nueva poesía, "poesía poética de poético poeta". Los ojos del lector siguen la gruta de la hipnosis, las palabras "se pintan con signos que representen a la boca" (Simón Rodríguez), el lenguaje es maravilloso y torvo a la vez, Altazor es nostalgia, es habitante de una "tierra de desterrados natos (...) de nostalgiosos de lo lejano y lo ajeno" (J.L.Borges).

"Heme aquí perdido entre mares y desiertos/Solo como la pluma que se cae de un pájaro en la noche/Heme aquí en una torre de frío/Abrigado del recuerdo de tus labios marítimos" (Pág. 337). El idioma de Altazor es política del idioma, como lo refleja en sus críticas al modernismo y su simbología: "Trampas de luz y cascadas lujosas/Trampas de perla y de lámpara acuática (...) Más no temas de mí que mi lenguaje es otro (...) La muerte se ha dormido en el cuello de un cisne..." (Pág. 334-335). Su intención es retórica, su invectiva: frontal, a la vanguardia como bien refleja su nombre.
El "lenguaje imaginario" en Altazor es prospectivo, es avance, y este avance se percibe en la conjugación del poema: "Altazor, ¿por qué perdiste tu primera serenidad?/ ¿En dónde estás Altazor?/Señor horizonte viene viene" (Pág. 327 a 328 y 350). Pasado, presente y futuro, cayendo vertiginosamente, intempestivamente, descontroladamente.

El "Altazor"de Huidobro es una lengua separada del "sistema", del aparato, lengua que rompe con los cánones, que redunda, que crea neologismos que escapan del conservadurismo y sus conceptos (golonniña, violondrina, montazonte), lengua imprescindiblemente dinámica, en movimiento como la máquina, transmutadora, neotempora. Dice Borges: "Lo que persigo es despertarle a cada escritor la conciencia de que el idioma apenas si está bosquejado y de que es gloria y deber suyo multiplicarlo y variarlo" (Pág. 61, "Las vanguardias latinoamericanas"). Esto hace Huidobro en "Altazor", su verdadero nuevo lenguaje está en la explotación de los recursos de su imaginativo, en su multiplicidad y variabilidad, en su rebeldía. "Altazor" es nacimiento, es historia épica, es vida, "cristal sueño, cristal muerte".

1 comentario:

  1. te quiero citar en un trabajo escolar, pero no tengo tus datos, ¿podrías proporcionármelos?

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