Querida Agonía II


No hay forma humana empobrecida

capaz de revelar tus inquietudes,

respiros en el cuello, subjetivos

poemas en la boca, sugerentes

enérvense los vellos, acuciosos

enciéndase tu pecho, entusiasmado

Soy una agonía a la que amas,

el cisne que suspira tu ultimátum,

la sangre que se seca, que se seca

el cuervo que se posa

sobre el busto conclusivo de tus manos

y te dice: nunca más.

Me miras increpante, rotatoria,

me tachas de ventura a posteriori

le temes a mi spatha sustraída,

el frío estilístico inmutable

Soy una agonía a la que odias,

El cuervo que transpira un praecipitium

el vino que se escurre, que se escurre,

el hombre que te mira

asustado, desdichado y sillonesco

y te murmura: demoníaca.

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