Hoy, a esta hora, 2 y media de la madrugada y viendo el eclipse, al tiempo en que me consta que amigos y conocidos en varias partes del mundo también lo ven
Eclipse Lunar: 21 de Diciembre de 2010
Hoy, a esta hora, 2 y media de la madrugada y viendo el eclipse, al tiempo en que me consta que amigos y conocidos en varias partes del mundo también lo ven
Prudencia
El tango no es sólo el sur (Parte I)
“Si desde el día en que me fui con la emoción y con la cruz, ¡yo sé que tengo el corazón mirando al sur”. Cuando la voz de Rinaldi alcanza su punto más álgido sabe entonces quien escucha que el dolor está allí; está allí tanto como hay indignación en “El Sur también existe” de Benedetti. En esta obra hay indignación y todo es culpa del tiempo. En los tangos hay sólo un tiempo, tiempo que no es ni presente, ni futuro y tampoco pasado, es un tiempo hecho sujeto; en el tango el tiempo no es una instancia, es otro personaje más, es el ser más odiado y repulsivo, es la esencia más infame del existir. El tiempo es la causa, es incertidumbre, es pena, es el enemigo principal del intérprete.
Discépolo dijo alguna vez que el tango era “un pensamiento triste que se baila”: Mejor manera de resumirlo no hay, y precisamente se ha escogido a este tango de Rinaldi por englobar las características todas que hacen de este ritmo tan universal lo que es. A pesar de todo, el ejemplo dado no presenta más que una palabra en lunfardo, y al parecer puede ser suficiente con esto, porque la esencia del lunfardo está allí, está en ese tono de arrabal: “Mi viejo fue una abeja en la colmena, las manos limpias, el alma buena...”
El tango es, tal y como cualquier otra manifestación artística que cuente al menos con un pueblo en el que identificarse, un lenguaje dentro de otro, un lenguaje que “siente antes de hacer”, como decía Barthes. La lengua del tango está más allá de lo que dice, vale más lo que perpetúa, lo que es capaz de plasmar en la historia y en aquellos que le han dado su lugar santo, su obelisco personal en el corazón argentino, latinoamericano y mundial.
Sin más que decir en este pequeño ensayo, les dejo entonces con la letra entera de esta canción. Con ustedes, Susana Rinaldi:
El Corazón al Sur
Nací en un barrio donde el lujo fue un albur,
por eso tengo el corazón mirando al sur.
Mi viejo fue una abeja en la colmena,
las manos limpias, el alma buena...
Y en esa infancia, la templanza me forjó,
después la vida mil caminos me tendió,
y supe del magnate y del tahúr,
por eso tengo el corazón mirando al sur.
Mi barrio fue una planta de jazmín,
la sombra de mi vieja en el jardín,
la dulce fiesta de las cosas más sencillas
y la paz en la gramilla de cara al sol.
Mi barrio fue mi gente que no está,
las cosas que ya nunca volverán,
si desde el día en que me fui
con la emoción y con la cruz,
¡yo sé que tengo el corazón mirando al sur!
La geografía de mi barrio llevo en mí,
será por eso que del todo no me fui:
la esquina, el almacén, el piberío...
lo reconozco... son algo mío...
Ahora sé que la distancia no es real
y me descubro en ese punto cardinal,
volviendo a la niñez desde la luz
teniendo siempre el corazón mirando al sur.
A Manuel Caballero
Hace dos días falleció en la ciudad de Caracas el dedicado, soberbio y respetable escritor venezolano Manuel Caballero. No está de más decir que fue un hombre muchas veces controversial, sobre todo si nos remitimos al contexto socioeconómico y político que actualmente atraviesa este país; pero si hay algo que no puede negarse bajo ningún motivo es que este hombre era un escritor brillante y único en su estilo.
No por nada fue el primer venezolano en contar con el honor de ser publicado por la Cambridge University Press, una editorial con casi quinientos años de existencia, y uno de los poquísimos latinoamericanos o autores de sangre latina que lo ha logrado. De momento sólo puedo recordar a Roberto González Echeverría, de origen cubano, pero con nacionalidad estadounidense. Así que esto magnifica el logro.
A pesar de que algunas personas le han vetado y tachado de una manera flagrante, e incluso comparado con Vargas Llosa bajo el título de "dado más a los discursos políticos que a la literatura", están olvidando dos hechos importantes: el primero es que la literatura y la política siempre han ido de la mano, siempre. Literatura no es sólo poesía romántica y novelas de ciencia ficción y fantasía, señores; la literatura es un arma muy útil como instrumento político, demasiado útil, y la gran mayoría de los literatos de renombre histórico han sido también, en mayor o menor medida, políticos. Nombres nos sobran: Pablo Neruda, Arturo Uslar Pietri, Gabriela Mistral y un largo etcétera.
Lo segundo, quizás lo más importante, es que Manuel Caballero fue SIEMPRE un político; así, en letras capitales. Sus más grandes obras fueron en toda forma y fondo críticas, sus estudios y relatos de la sociedad venezolana y latinoamericana estaban siempre bajo el marco y la lupa del contexto político. Así que, señores y señoras, críticos de dos pesos, les insto a leer un poco más y a comprender algo que para mí es capital:
Política no es sólo hombres y mujeres de un lado y del otro de una mesa, debatiendo. Política es cualquier decisión que implique un orden y que esté basado en la toma de decisiones. Cada decisión que tomamos afecta de directa o indirectamente a quienes nos rodean, y al hacer esto estamos haciendo política. Discutir con un padre acerca de qué color deben tener las cortinas de la casa es un acto de política. Así de simple.
Sin desviarnos más del tema, quiero en verdad recomendar a Manuel Caballero como lectura obligada, es el mejor y mayor homenaje que puede ocurrírseme. A pesar de que siempre fue este un hombre de izquierdas y yo no lo soy, no hay nada mejor para entendernos a nosotros mismos que educarnos sobre aquello que no nos gusta o que no nos produce atracción alguna.
Recomiendo especialmente el siguiente libro:
"EL Orgullo de Leer ".
Una obra que no puede faltar y que debe leerse al menos una vez en la vida.
A Manuel Antonio Caballero Agüero: paz a sus restos.
Que el mundo fue y será una porquería:
Sí, "succidio".
Yo supongo que el personaje que escribió eso intentaba decir "suBsidio". Eso deduje por el contexto que enmarcaba la oración.
Señores, por favor...
Hay otra palabra que suena parecido y la recomiendo en estos casos.
Sí, Enrique, esa sería tu cara...
Esto es CONTIGO - This is with YOU.

Quiero construir un nuevo mundo, quiero estar a la vanguardia, quiero derrumbar a Latinoamérica, hacerla pedazos y empezarla desde cero. Que por un segundo el mundo calle y escuche, que no oiga, que escuche. Que los no escuchados me DIGAN qué es lo que han visto, ¿qué quiero yo ver? ¿Por qué no puedo verlo?
Quiero construir un nuevo mundo, quiero soldados a mis costados, quiero una delantera poética, quiero plumas lo suficientemente mordaces, cínicas, crudas, versadas, rotas, amargas, dolidas, jodidas hasta lo más profundo como para alzar una sola voz, una voz que le diga a los líderes sus errores, que los derrumbe, una voz que lidere, que enseñe a liderar. ¡Quiero soldados, carajo, dadme soldados! No viles críticos de bolsillo, de clóset, enclosetados.
Quiero construir un nuevo mundo, un nuevo espectro latino, un nuevo latino-americano. Que deje de mamar y se ponga entre los sesos los cojones, que su arma sea la pluma, la birome, el lapicero, el lápiz. Que apuñale con ello a la perfidia, a la abominación, a lo asqueroso. Que destierre a estos hijos de su patria.
¡Quiero soldados, carajo, dadme soldados!
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I want to build a new world from a poetic front, a neo avant-garde, a poetic militarism. The last few weeks I’ve been thinking about how to start, In which form Vallejo, Arguedas, Huidobro, Ruben Dario or Baudelaire started? How should I know is this path is correct? In a world full of ignorants to get a compliment is a very easy job. How to obtain some critics? How the hell would I get someone with enough CRITERIA to CRITICIZE? Where to find culture? How to plant culture? How to make culture a way of life and not a mechanism to make others feel inferior? Why? Why all these technicalities?
I want to build a new world, I want to be at the forefront, I want to overthrow Latinamerica, rit it up and start it from scratch. That for a second the world shut up and listen, not to hear, to listen. That those who are unheard TELL ME what they saw, what I want to see? Why can’t I see it?
I want to build a new world, I want soldiers at my sides, I want a poetry front, I want pens enough sharp, cynical, crude, knowledgeable, broken, bitter, hurt, banged up deep enough to raise a single voice, a voice that tell to the leaders their errors, that crash them, a voice to lead, to teach leadership. I want soldiers, fuck, give me some soldiers! Not those vile pocket critical, “closet” ones.
I want to build a new world, a new latin spectre, a new latin-american. Who stops breastfeeding and put the balls between the brains, his weapon is the pen, the pencil. That stab with it to the perfidy, the abomination and the disgusting things. Who would ban these children from their homeland
I want soldiers, fuck, give me some soldiers!
Sobre milagros y dialectos (Lo urbano-arrabalero).
El habla como una expresión del ser interno del hombre, como una experiencia. Una lengua que debe primero sentirse y conocerse antes de hacerse palabra. Puede esto relacionarse con los estudios de la semántica, los cuales refieren a los aspectos del significado o el sentido con que pueden interpretarse las palabras o expresiones dentro del lenguaje. Se trata entonces de un lenguaje dentro de otro lenguaje; como decía Barthes: “el discurso mismo (como conjunto de frases) está organizado y por esta organización aparece como el mensaje de otra lengua, superior a la lengua de los lingüistas”. (Pág. 12, Análisis Estructural del Relato). El famoso filólogo francés hacía mención a la retórica, a ese “lenguaje otro” que siente antes de hacer. No obstante, Otto se detiene un momento en este punto para recordarnos que es esta sólo una virtud del lenguaje y su verdadero objetivo es referir a las cosas existentes, a las cosas que son.
“La palabra como cuerpo sonoro propio —dice el alemán—, inmóvil y en reposo, manifiesta en sí al mismo tiempo todo lo objetivo y todo lo concreto”. (Pág. 72) A partir de aquí retoma el autor el rumbo con el que inició; siendo la palabra una manifestación de las cosas que existen, no es de extrañar que tan importante haya sido para la cultura de los pueblos a través de la historia. Su significado y el verdadero fruto de su experiencia residen en la cultura lingüística de cada sociedad. Otto pone el ejemplo de los griegos antiguos, para quienes un árbol era femenino, por referir análogamente a sus divinas representaciones, las Ninfas.
De esto puede obtenerse que ese “lenguaje otro” del que habla en principio el autor nace de la misma manifestación de lo objetivo, de lo preciso. A partir de la experiencia es que surgen las connotaciones, los vínculos personales y sociales con que son impregnados los elementos del lenguaje. Dice el autor: “también en lenguas más modernas, <>, <>, <>, etc, pueden presentarse en su momento como estructuras personales” (Pág. 73, El milagro del canto y del habla). Se trata de un despertar de lo abstracto del lenguaje, las palabras no tienen significado hasta que el hablante se las da. Esto puede a su vez, vincularse con el nacimiento de las llamadas jergas, donde nacen significados nuevos para usuarios determinados por un contexto sociocultural o económico, a partir de palabras ya existentes. Por ejemplo, el “chévere” en Venezuela, que remite a una situación o persona agradable, y el “chévere” original proveniente de Nigeria, que quiere decir “el más fuerte”. El autor prosigue su estudio, dirigiéndose hacia la evolución del lenguaje. Habla Otto de los signos y las imágenes, del lenguaje que no hace nacer a las palabras sino que estas, ya nacidas, (re) nacen en él.
Dice: “el artista, como el niño, crea sin ningún otro fin que el de la creación” (Pág. 78, El milagro del canto y del habla). El lenguaje recrea sin saberse imitador, sin saberse mimético, como presentando algo por primera vez. Hace renacer las palabras con el placer apasionado de un niño y el entusiasmo de un artista. Para Otto, el lenguaje es un “organismo viviente” (Pág. 79), un conjunto organizado que debe estudiarse desde sus raíces, tal y como el cuerpo humano es tratado por partes y no en su complejidad. Lenguaje mágico que es más original que la necesidad de comunicar, “lenguaje valioso que eleva al que habla, lo libera del conflicto de lo no aclarado y lo hace sentirse bien” (Pág. 80). En esto radica, para Otto, el valor del canto y el habla, en su presencia superior por encima del mismo lenguaje.