Tengo un pensamiento ufano, me roe los sentidos, ya no es tan ufano.
Tengo una convicción, ya no es sólo pensamiento, ahora es convicción: se puede idealizar un mundo a partir de la escritura; si otros lo han hecho ya ¿por qué nadie vuelve a hacerlo? Atravesamos tiempos en los que la escritura está orientada a satisfacer intereses ideológicos y no evolutivos. La escritura no debe, jamás, estar al servicio de la política, la política puede, en cambio, estar sometida a la escritura. Un movimiento literario con la suficiente fuerza de voluntad, con el suficiente empuje psicológico y máximo perfil humano es capaz, tanto en teoría como en práctica, de redibujar nuevos cánones, reorganizar la sociedad con nuevos métodos.
Hablo de una politización de la poética y no una poética política, de eso hablo.
Cuando subrayo oralmente la palabra militarismo con ese tono de voz tan especial que suele dársele a las palabras que merecen énfasis, acostumbro ver ojos vedados y miradas incrédulas. Es un defecto mío, creer que la gente es siempre capaz de espolear a los prejuicios. Error mío.
El que luego de militarismo diga poético no quiere decir que sea sólo poesía. La sapiencia nos recuerda que la poética es el estudio de las artes y la literatura, es una ciencia que estudia las humanidades y no es un concepto nuevo, en absoluto.
Tengo en la mente una nostalgia, un movimiento latinoamericano de poética pura, un ejemplo para la cuna de occidente, un ejemplo para el mundo en general. ¿Dejará de ser una nostalgia? Quiero un presente instantáneo, un futuro inmediato, sin más de un minuto de diferencia entre el uno y el otro. Así, una orden marcial.
Un militarismo poético es una obra cuyas características propenden a un orden, a una estructura que nada tiene que ver con la forma de organizar esta poética, pues bien puede ser un conjunto de palabras adrede ignorantes de la regla académica o por otra parte castristas, organizadas, esquematizadas hasta sus más profundas posibilidades. Es un orden del pensamiento y la moral, es una moral en base al respeto, es una doctrina moral.
Nuestra sociedad actual precisa de una doctrina moral. ¿La vía?: literaria.
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