Hay cierta placidez en la enfermedad, esa sensación de estar cercanos a la muerte, de levitar, ese cronopio de vidas alteradas, de irrefutables e inadmisibles respiraciones entrecortadas, el sudor masturbativo en los descensos febriles, las ganas de más, de más. No hay droga como la muerte cuando está cercana...
Me identifico mucho con esa sensación de descenso al enfermarme, al estar desecha en una cama sintiendo que voy a morir. Justo en esos momentos siento que dejar de existir no debe ser tan malo, casi puedo sentir cómo se siente fallecer. Empiezo a imaginar lo que otros sintieron cuando estaban muriendo y me pregunto si fue la misma sensación que alucino en mi cama. "No hay más droga como la muerte cuando está cercana..."
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